El Teatro y el Anfiteatro romanos de Mérida son los
edificios más representativos de la ciudad. Si visita es imprescindible.
El teatro romano se fundó entre los años 16-
15 a. C. y fue el cónsul Marco
Agripa el promotor de su construcción. Durante siglos estuvo soterrado,
manteniéndose visible solo la parte superior del graderío que conformaba siete
grandes bloques conocidos popularmente como las “Siete Sillas”. El graderío
-cavea-, con una capacidad para 6000 espectadores, se construyó, en parte, aprovechando
la ladera del cerro de San Albín. Se halla dividido en tres sectores ima, media
y summa cavea. La orchestra -en la que se situaba el coro- está rodeada de tres
gradas de honor reservadas para las autoridades. La zona más espectacular del
teatro es el frente de la escena, con dos cuerpos de columnas de mármol. Entre
ellas, una serie de esculturas completaba la decoración: Ceres, Plutón,
Proserpina y estatuas, con togas unas y con corazas otras, que se han
interpretado como retratos imperiales.Al fondo, en eje con la puerta central de
la escena, se sitúa una pequeña habitación dedicada, según se deduce de los
hallazgos allí realizados -entre otros la cabeza velada de Augusto-, al culto
imperial.
El Anfiteatro Romano se inauguró en el año 8 a. C. En él se celebraban juegos gladiatorios
y luchas entre animales o entre hombres y animales -venationes-. El graderío,
dividido en tres sectores, ima, media y summa cavea, se construyó, en parte,
sobre la misma colina que el del teatro. En los extremos del eje menor del
edificio se construyeron dos tribunas. La del oeste estaría reservada a las
autoridades y la del este a la persona que financiaba el espectáculo. La arena,
de forma elíptica, era la zona donde se desarrollaba el espectáculo. En su
centro se cavó una gran fosa sobre la que se han vertido numerosas opiniones.
Probablemente estuvo cubierta con un entarimado y su interior sirvió para
almacenar las jaulas de las fieras y material escénico. Dos largas galerías
permitían, además del acceso a las gradas, la entrada de los gladiadores a la
arena. A ambos lados, se abren habitaciones, posiblemente para uso de los
gladiadores, aunque algunos investigadores las consideren reservadas para las
fieras e incluso, una de ellas, pudo haber sido un espacio de culto religioso
dedicado a Némesis, diosa protectora de los gladiadores.